El paseante
Soy el paseante. Paseo por Zaragoza, paseo por Terrassa, paseo por Valencia. Suelo pasear junto a Romero, el gran José Romero. Según vamos paseando por la calle con nuestras bermudas y nuestras gorritas pienso que la gente debe pensar que somos pareja de hecho...jesuspordiós, ¿será posibl?
Me levanto todos los días prontito, me ducho, desayuno y paseo. Paseo por la explanada del Pilar de Zaragoza, por la rambla de Terrassa, rambla arriba, rambla abajo, y paseo por el recinto de la Copa del América. Y podemos practicamente tocar el mismísimo América con nuestras manos, ya que está durante estos días atracado en el puerto de Valencia.
La mañana del miércoles 5 de julio salimos mi Romero y yo del hotel y nos fuimos andandito andandito hasta el recinto donde íbamos a tocar horas después: unos 8 kilómetros a buen paso. Ya no sé girar sin pasear. O no sé pasear sin girar.
En Madrid paseo con Osito. O más bien, Oso pasea conmigo los primeros metros. Luego se rinde, se mosquea, se niega a andar más, se tumba bajo la sombra de un árbol y abre las cuatro patas como si fuera una rana. Para que le dé el fresquito en los bajos. Y cuando terminamos la caminata a Oso le cuelga una lengua de veinte centímetros por un lado de la boca pero llega feliz a casa y le cuenta a tirana dónde ha estado y lo cabrón que es el tipo que le lleva y que le hace andar y andar y andar.
Soy el paseante y me hago junto a Romerito el Paseo Marítimo de Palma de Mallorca, arriba y abajo, viendo barcos, barcazas, barquitos, barquichuelos y todo tipo de OFNIS (objetos flotantes no identificados). Soy el paseante y paseo por la Avenida de la Victoria de Córdoba, avenida parriba, avenida pabajo, y paseo y paseo y paseo. También paseamos por San Pedro del Pinatar y por todos sitios paseo o paseamos. El caso es pasear.
Mientras paseo canturreo Walk on the wild side o cuento los pasos que doy. Y doy muchos pasos.
Mañana llegamos a Galicia, a mi casa, a mi segunda casa, a Santiago, a tocar en la mismísima Plaza del Obradoiro, el paraíso, el lugar más hermoso del mundo, la fachada de la catedral de Santiago, joder, qué casitas se construían antes, carajo, como segunda residencia no estaría mal.
Ya estoy disfrutando los paseos que me voy a meter entre pecho y espalda rodeando Santiago por sus cuatro costados y luego introduciéndome poquito a poco por esas fascinantes callecitas que te llevan al centro histórico más preciosísimo de la tierra.
¿La gira? La gira es una pasada. Es tan emocionante que es difícil explicarlo. Joaquín está que se sale y Serrat igual o más si cabe. Vaya parejita de genios, cuánto talento por metro cuadrado cada vez que ellos dos se acercan en el escenario y se ponen a cantar cerquita uno del otro, mirándose a los ojos y con cara de pillos, cuánto talento por metro cuadrado..!
Ayer actuamos en Córdoba, en nuestra Córdoba, la de Aldalucía, la de España, en el campo de fútbol del El Arcángel. Y los dos pajarracos se comieron al arcángel. Cuánta pasión, dicen que había dieciochomil personas y yo me lo creo. Y me cantaron el cumpleaños feliz y me emocioné muchísimo, porque no sabéis lo emocionante que es que tanta gente te cante el cumpleaños feliz...y que te digan cosas tan bonitas...y al día siguiente me vuelvo con mis dos chicas y me vuelven a cantar el cumpleaños feliz y realmente sí que soy la persona más feliz del mundo. Y cuando la persona más feliz del mundo viaja a la ciudad más bonita del mundo a tocar en su plaza de la catedral, chocan los planetas y es el acabose.
Acabose.
Me levanto todos los días prontito, me ducho, desayuno y paseo. Paseo por la explanada del Pilar de Zaragoza, por la rambla de Terrassa, rambla arriba, rambla abajo, y paseo por el recinto de la Copa del América. Y podemos practicamente tocar el mismísimo América con nuestras manos, ya que está durante estos días atracado en el puerto de Valencia.
La mañana del miércoles 5 de julio salimos mi Romero y yo del hotel y nos fuimos andandito andandito hasta el recinto donde íbamos a tocar horas después: unos 8 kilómetros a buen paso. Ya no sé girar sin pasear. O no sé pasear sin girar.
En Madrid paseo con Osito. O más bien, Oso pasea conmigo los primeros metros. Luego se rinde, se mosquea, se niega a andar más, se tumba bajo la sombra de un árbol y abre las cuatro patas como si fuera una rana. Para que le dé el fresquito en los bajos. Y cuando terminamos la caminata a Oso le cuelga una lengua de veinte centímetros por un lado de la boca pero llega feliz a casa y le cuenta a tirana dónde ha estado y lo cabrón que es el tipo que le lleva y que le hace andar y andar y andar.
Soy el paseante y me hago junto a Romerito el Paseo Marítimo de Palma de Mallorca, arriba y abajo, viendo barcos, barcazas, barquitos, barquichuelos y todo tipo de OFNIS (objetos flotantes no identificados). Soy el paseante y paseo por la Avenida de la Victoria de Córdoba, avenida parriba, avenida pabajo, y paseo y paseo y paseo. También paseamos por San Pedro del Pinatar y por todos sitios paseo o paseamos. El caso es pasear.
Mientras paseo canturreo Walk on the wild side o cuento los pasos que doy. Y doy muchos pasos.
Mañana llegamos a Galicia, a mi casa, a mi segunda casa, a Santiago, a tocar en la mismísima Plaza del Obradoiro, el paraíso, el lugar más hermoso del mundo, la fachada de la catedral de Santiago, joder, qué casitas se construían antes, carajo, como segunda residencia no estaría mal.
Ya estoy disfrutando los paseos que me voy a meter entre pecho y espalda rodeando Santiago por sus cuatro costados y luego introduciéndome poquito a poco por esas fascinantes callecitas que te llevan al centro histórico más preciosísimo de la tierra.
¿La gira? La gira es una pasada. Es tan emocionante que es difícil explicarlo. Joaquín está que se sale y Serrat igual o más si cabe. Vaya parejita de genios, cuánto talento por metro cuadrado cada vez que ellos dos se acercan en el escenario y se ponen a cantar cerquita uno del otro, mirándose a los ojos y con cara de pillos, cuánto talento por metro cuadrado..!
Ayer actuamos en Córdoba, en nuestra Córdoba, la de Aldalucía, la de España, en el campo de fútbol del El Arcángel. Y los dos pajarracos se comieron al arcángel. Cuánta pasión, dicen que había dieciochomil personas y yo me lo creo. Y me cantaron el cumpleaños feliz y me emocioné muchísimo, porque no sabéis lo emocionante que es que tanta gente te cante el cumpleaños feliz...y que te digan cosas tan bonitas...y al día siguiente me vuelvo con mis dos chicas y me vuelven a cantar el cumpleaños feliz y realmente sí que soy la persona más feliz del mundo. Y cuando la persona más feliz del mundo viaja a la ciudad más bonita del mundo a tocar en su plaza de la catedral, chocan los planetas y es el acabose.
Acabose.