Entre la calidez y la calidaz
Así vivimos en nuestra casa que es el escenario. Ya sé que está mal escrito y que se escribe “calidá” pero para que hubiera semejanzas entre las dos palabras lo puse así ¿passa algo?
Un día antes de cada actuación llega al lugar del concierto un tour manager (Andrés) que se encargará de que la estructura del escenario esté montado correctamente y de elegir los camerinos para Serrat, Sabina, músicos y coros (Paqui y Marcela).
A las ocho de la mañana del día del concierto llegan dos autocares ingleses con literas, dos casas rodantes conducidas por dos ingleses cojonudos que no recuerdo cómo se llaman pero que son gente encantadora. En un autobús viajan los de sonido y en otro autobús viajan los de luces.
Abren los camiones y sacan los equipos de sonido y luces que son descargados por la gente que se contrata en cada sitio para este menester. Suelen ser chavales que quieren sacarse unos leuros para pasar el fin de semana aunque ya hay empresas totalmente profesionalizadas que surten de gente especializada en carga y descarga. Una vez vacíos los camiones, esta gente termina su trabajo y no vuelven a currar hasta la noche una vez terminado el chou y recogido el equipo. Ellos serán los encargados de volver a subir todo a los camiones.
Lo primero que se monta es la estructura de luces y el puente de luces. Una vez subido el puente de luces ya se puede empezar a montar el sonido. Tras montar el sonido se empieza a llenar el escenario de tarimas, amplificadores, altavoces, micrófonos, cables, etc, etc...
Una paradita para comer algo y continúa la durísima tarea hasta las siete de la tarde que es la hora a la que más o menos llegamos nosotros para probar sonido. Digo durísima tarea porque empezar a montar todo a las ocho de la mañana en Córdoba un 12 de julio y terminar a las 7 de la tarde es la ostia, compañeras y compañeros. Y hay que tener en cuenta que esta gente sigue trabajando durante la prueba, durante el chou y después del chou tienen que recogerlo todo otra vez!!!!! Así que terminan a las 4 dela mañana deslomaos, lógicamente.
Además de toda esta gente de luces y sonido también viaja la gente de vídeo que desempeña un papel primordial en toda esta locura que es organizar un concierto.
Unas 4 horas de horas antes de la llegada de la banda para la prueba de sonido llegan los técnicos jefazos, los titulares, el técnico de sonido de fuera, el técnico de monitores, el técnico de luces y el técnico de vídeo.
Mi sincero homenaje para todos ellos, desde el primero hasta el último, que consiguen que en el escenario nos movamos entre la calidez y la calidad.
Así que esa es mi casa.
Yo suelo considerar mi casa al escenario cuando ya llevo unas cuantas actuaciones pisando el mismo suelo y sentándome en la misma silla, rodeado por los mismos aparatos y cuidado y mimado hasta extremos inconcebibles por la misma gente, gente super profesional y super preparada a la que quiero y admiro y de la que soy amigo a mucha honra.
Los técnicos siempre son los más simpáticos, los más majos, los más sanos, los más morenos (¡hay qué ver lo que son 14 horas trabajando bajo el sol de agosto!), los más guapos y los que más ganas de fiesta tienen tras una jornada de unas 20 horas de trabajo sin un mal gesto. Siempre de buen humor, siempre muy educados, siempre gente excepcional. Luego habrá que oir lo que opinan de los muy señoritos músicos cuando nos vamos, jejeje, bueno, es broma....yo siempre siempre siempre me he jactado de tener una excelente relación con todos los que he trabajado. Y digo “todos”, que conste.
Entre la calidez y la calidad.
Luego llega la prueba de sonido y te subes a tu rinconcito. Tu silla, tus dos guitarritas, tus dos afinadores, tus auriculares, tu micrófono y la cinta guiri donde van pegaditas las púas, las partituras, el atril, la botellita de agua, la toalla, la mesita de sonido con la que controlo mis volúmenes, la repisita donde pongo las gafas, todo está en su sitio...es que las canciones de Serrat las toco leyendo una partitura resumida (un guión) y las de Joaquín las toco sin partitura, lógicamente. Así que cuando tengo que tocar una de Serrat y leer, me pongo las gafas. Y cuando llega una de Joaquín, me quito las gafas. Ese es el trasiego de Varona y sus gafas.
Y cuando todo está en su sitio y toda la gente está haciendo bien su trabajo, llega un momento en que te sientes totalmente en casa. Te pones los cascos y empiezas a probar sonido tocando “Quién me ha robado el mes de abril” o “Llaves de paso” (así la llamamos) o “Mediterráneo” y es un inmenso placer. Estás en tu casa tocando esas hermosísimas canciones y rodeado de gente como Miralles o Romero o Pedrito Barceló o Antuán, mi querido Antuán que cada día toca mejor aunque parezca mentira. Y toda la banda funciona y todo funciona en esta gira porque nos movemos entre la calidez y la calidad.
Tras una hora de prueba de la banda, llegan los jefes. Primero llega Serrat que siempre pide probar “Y sin embargo” y luego llega Joaquín con el que solemos hacer “Llaves de paso” o “Abril”. Y para finalizar la prueba se suele tocar la primera canción que se hace en el chou, así que nos marcamos un “Ocupen su localidad-Hoy puede ser un gran día” y ahí suele acabar la prueba de sonido.
Casi inmediatamente nos bajamos del escenario y entonces es cuando abren las puertas y entráis vosotros que sois realmente los únicos indispensables en todo este negocio. Bueno, Serrat y Joaquín también son importantes, juassssssssss.
Así vivo, entre la calidez y la calidaz.
Guitarrista insurgente Varona.
Un día antes de cada actuación llega al lugar del concierto un tour manager (Andrés) que se encargará de que la estructura del escenario esté montado correctamente y de elegir los camerinos para Serrat, Sabina, músicos y coros (Paqui y Marcela).
A las ocho de la mañana del día del concierto llegan dos autocares ingleses con literas, dos casas rodantes conducidas por dos ingleses cojonudos que no recuerdo cómo se llaman pero que son gente encantadora. En un autobús viajan los de sonido y en otro autobús viajan los de luces.
Abren los camiones y sacan los equipos de sonido y luces que son descargados por la gente que se contrata en cada sitio para este menester. Suelen ser chavales que quieren sacarse unos leuros para pasar el fin de semana aunque ya hay empresas totalmente profesionalizadas que surten de gente especializada en carga y descarga. Una vez vacíos los camiones, esta gente termina su trabajo y no vuelven a currar hasta la noche una vez terminado el chou y recogido el equipo. Ellos serán los encargados de volver a subir todo a los camiones.
Lo primero que se monta es la estructura de luces y el puente de luces. Una vez subido el puente de luces ya se puede empezar a montar el sonido. Tras montar el sonido se empieza a llenar el escenario de tarimas, amplificadores, altavoces, micrófonos, cables, etc, etc...
Una paradita para comer algo y continúa la durísima tarea hasta las siete de la tarde que es la hora a la que más o menos llegamos nosotros para probar sonido. Digo durísima tarea porque empezar a montar todo a las ocho de la mañana en Córdoba un 12 de julio y terminar a las 7 de la tarde es la ostia, compañeras y compañeros. Y hay que tener en cuenta que esta gente sigue trabajando durante la prueba, durante el chou y después del chou tienen que recogerlo todo otra vez!!!!! Así que terminan a las 4 dela mañana deslomaos, lógicamente.
Además de toda esta gente de luces y sonido también viaja la gente de vídeo que desempeña un papel primordial en toda esta locura que es organizar un concierto.
Unas 4 horas de horas antes de la llegada de la banda para la prueba de sonido llegan los técnicos jefazos, los titulares, el técnico de sonido de fuera, el técnico de monitores, el técnico de luces y el técnico de vídeo.
Mi sincero homenaje para todos ellos, desde el primero hasta el último, que consiguen que en el escenario nos movamos entre la calidez y la calidad.
Así que esa es mi casa.
Yo suelo considerar mi casa al escenario cuando ya llevo unas cuantas actuaciones pisando el mismo suelo y sentándome en la misma silla, rodeado por los mismos aparatos y cuidado y mimado hasta extremos inconcebibles por la misma gente, gente super profesional y super preparada a la que quiero y admiro y de la que soy amigo a mucha honra.
Los técnicos siempre son los más simpáticos, los más majos, los más sanos, los más morenos (¡hay qué ver lo que son 14 horas trabajando bajo el sol de agosto!), los más guapos y los que más ganas de fiesta tienen tras una jornada de unas 20 horas de trabajo sin un mal gesto. Siempre de buen humor, siempre muy educados, siempre gente excepcional. Luego habrá que oir lo que opinan de los muy señoritos músicos cuando nos vamos, jejeje, bueno, es broma....yo siempre siempre siempre me he jactado de tener una excelente relación con todos los que he trabajado. Y digo “todos”, que conste.
Entre la calidez y la calidad.
Luego llega la prueba de sonido y te subes a tu rinconcito. Tu silla, tus dos guitarritas, tus dos afinadores, tus auriculares, tu micrófono y la cinta guiri donde van pegaditas las púas, las partituras, el atril, la botellita de agua, la toalla, la mesita de sonido con la que controlo mis volúmenes, la repisita donde pongo las gafas, todo está en su sitio...es que las canciones de Serrat las toco leyendo una partitura resumida (un guión) y las de Joaquín las toco sin partitura, lógicamente. Así que cuando tengo que tocar una de Serrat y leer, me pongo las gafas. Y cuando llega una de Joaquín, me quito las gafas. Ese es el trasiego de Varona y sus gafas.
Y cuando todo está en su sitio y toda la gente está haciendo bien su trabajo, llega un momento en que te sientes totalmente en casa. Te pones los cascos y empiezas a probar sonido tocando “Quién me ha robado el mes de abril” o “Llaves de paso” (así la llamamos) o “Mediterráneo” y es un inmenso placer. Estás en tu casa tocando esas hermosísimas canciones y rodeado de gente como Miralles o Romero o Pedrito Barceló o Antuán, mi querido Antuán que cada día toca mejor aunque parezca mentira. Y toda la banda funciona y todo funciona en esta gira porque nos movemos entre la calidez y la calidad.
Tras una hora de prueba de la banda, llegan los jefes. Primero llega Serrat que siempre pide probar “Y sin embargo” y luego llega Joaquín con el que solemos hacer “Llaves de paso” o “Abril”. Y para finalizar la prueba se suele tocar la primera canción que se hace en el chou, así que nos marcamos un “Ocupen su localidad-Hoy puede ser un gran día” y ahí suele acabar la prueba de sonido.
Casi inmediatamente nos bajamos del escenario y entonces es cuando abren las puertas y entráis vosotros que sois realmente los únicos indispensables en todo este negocio. Bueno, Serrat y Joaquín también son importantes, juassssssssss.
Así vivo, entre la calidez y la calidaz.
Guitarrista insurgente Varona.