En Rosario salieron las cuentas

Ayer en Rosario había un trasiego impresionante por la amplísima zona de camerinos antes del chou. Acostumbrados a la tranquilidad de los pasillos del Rex chocaba ver a tánto personal deambulando por allí.
Había personal autorizado, acreditado, desacreditado, desautorizado, añadido, asesorado, colado, encasquetado, enchufado, arrejuntado, etc, etc...
En Rosario solamente dábamos una función y todo el mundo quería estar allí en buena lógica. Con lo cual había decenas de vigilantes que no sabían qué vigilar ni a quién vigilar, cocineras que no hacían más que ofrecernos comida, planchadoras, acomodadores, productores, allegados, adjuntos, electricistas que apagaban las luces del recinto, en fin, multitudes, amabilísimas multitudes.
Puede que si alguien de la organización lee esto se enfade un poquito conmigo o con nosotros porque la verdad es que varios del equipo intentamos colar a todos los que pudimos entre los sin-entrada. En el Rex no podemos hacer eso porque está prohibido (en teoría) que haya gente por los pasillos de pie: cada uno en su localidad. Pero ayer había una zona de general a la que mandábamos a todo el que podíamos. Acá también hubo colas de cuarenta y ocho horas para conseguir entradas. Y si caben treinta más pues metemos a treinta más. Y que me disculpen los organizadores.
El local era un viejo pabellón (los pabellones nos tocan los cojones) con techo de chapa. Siempre que le preguntes a un técnico de sonido o a un músico qué es lo peor para tocar te dirá que un pabellón con el techo de chapa.
Pues el caso es que el chou salió de cine!!! y además creemos que sonó muy bien. Anyway, llevamos a un gran técnico de sonido preparándonos la cama que se llama José Dalama.
Había más de cinco mil personas practicamente como sardinas en lata, juntitos, juntitos, muy apretaditos...cuando encendían las luces de sala y veíamos a toda la peña, aquello acojonaba porque había muchos y muy muy juntos.
Fue impresionante el recibimiento y Joaquín, una vez más, terminó eufórico y feliz. Todos terminamos sudando como burros aunque aquí en la Argentina debo decir que terminamos transpirando. Joaquín se declaró simpatizante de Rosario Central además de Atlético de Madrid y Boca y ahí fue cuando los de Newell`s (acá lo pronuncian Ñuls) se mosquearon y silbaron pero sin mala onda, todo hay que decirlo. Entonces Joaquín dijo la frase de la noche: "Yo tengo mis principios pero si no os gustan, tengo otros". Maravillosa Grouchada!
Osea, que ni el techo de chapa pudo con nosotros. Si hubiera medidores de decibelios en los conciertos creo que ayer sobrepasamos el máximo en cuanto a griterío: ¿es posible que gritaran más que en el Gran Rex? pues sí es posible porque además cabía casi el doble de gente que en el Gran Rex.
Salió Baglietto a cantar primero "Eclipse de mar" y luego "Con la frente marchita". "Eclipse" salió muy bien y "Con la frente" de maravilla. El público se comía al rosarino, la ovación fue tremenda y a Joaquín le vuelve loco ver cómo la gente quiere a Juan Baglietto y más todavía en Rosario. Por cierto, Juan tiene un enorme parecido físico con mi admirado y querido amigo y director de "Al filo de lo imposible" Sebastián Alvaro al que mando un largo y emocionado abrazo que cruce el Atlántico. Bueno, la verdad es que mi Sebas es más guapo...
Para cerrar el chou Joaquín envitó a Pepe y al resto de su banda "Sin anestesia" a cantar "Y nos dieron las diez" y fue otro momento hermoso de la noche poque se llevaron una gran ovación ya que son grupo local.
Antes de dejar de hablar de Rosario quiero agradecer a todos la entrega durante las dos horas de chou y me gustaría mandar un abrazo enorme a la gente del bar "Sabina" de Rosario donde estuve anoche cantando un par de cancioncitas. Debo decir que me trataron como si fuera Keith Richards y para mí Richards es dios. Así que me trataron como a dios. Muchísimas gracias a los dueños, a la banda, a los parroquianos, a Pepe y a "Sin anestesia".
Ahora mismo voy escribiendo a lápiz y papel en el bus que nos lleva de Rosario a Córdoba (unas cinco horas de viaje) y dado que no tengo nada mejor que hacer os voy a contar alguna cosilla.
El otro día en Buenos Aires estuve comiendo con Jimena y Joaquín y al acabar fuimos a su habitación del hotel. Joaquín abrió unos cajones de una cómoda y me enseñó lo que guardaba en ellos: ¡absolutamente todas las cartitas y los poemas y los regalos y las cosas que le van dejando en el suelo del escenario o que le envía la gente al hotel! lo guarda todo, lo conserva todo, lo lee todo y todo se lo lleva a España donde lo archiva en cajas. Impresionante mi amigo! me descubro ante él. Además, delante de mí, abrió unas cuantas para leerlas en voz alta emocionándose en algunos casos o bromeando en otros pero leyéndolo todo para guardarlo cuidadosamente dentro del sobre una vez leído y archivarlo al llegar a Madrid.
Imagino que ese es el Sabina que no conocéis y ese es el Sabina que me gustaría presentaros.
Mira Joaquín, te presento a unos amigos...